Parásitos
Las Infecciones parasitarias
… Cada vez cogen más fuerza!
En la antigüedad se pensaba que era imposible que las infecciones parasitarias viniesen del exterior, no se entendía que un parásito se introdujese en el interior del cuerpo humano, que éstos podían ser ingeridos en forma de huevos o quistes y que cuando éstos encontraban un medio idóneo empezaban a reproducirse ya dentro del cuerpo.
Pasado el tiempo, un científico alemán hizo varios experimentos con gusanos y se empezó a comprender que estos parásitos se introducían a través de los alimentos, del agua, a través de la piel… Entonces empezaron a estudiarse muchos tipo de parásitos, bacterias, virus y su forma de actuar.
Hay muchísimos organismos que pueden acceder a nosotros, pero si hay una buena defensa y equilibrio microbiano, no se desarrollará con la misma facilidad que en una persona que tiene el sistema inmune débil, debido a los complejos mecanismos que los parásitos tienen para ir contra él y a otros posibles causantes que hacen que el sistema inmune llegue a un estado de inmunodepresión crónico.
A raíz de este avance se van conociendo algunos parásitos y se dividen en dos grupos:
Los procariotas que son organismos unicelulares y los eucariotas donde están los protozoos.
Los sanguíneos como la Malaria o los Tripanosomas, en el hígado como la Leishmania, en el cerebro como la Toxoplasma, en el intestino como la Giardia Lambia…
Algunos circulan por la sangre hasta pasar a otro hospedador y algunas veces són causantes de muchos problemas linfáticos… Por lo tanto cuando una persona presenta Síndrome del Intestino Irritable, será más fácil detectar parásitos en sangre porque pasarán a través de las roturas al capilar sanguíneo.
Cuando se alojan en el intestino delgado afectan a las células que componen la mucosa, los enterocitos y las microvellosidades. Es entonces cuando en muchas ocasiones aparecen las intolerancias alimentarias, debido a una alteración en los mecanismos digestivos y de absorción de alimentos.
Cuando se alojan en el intestino grueso, suelen acompañarse de una disbiosis intestinal, produciendo una inflamación crónica, aumentando la sensibilidad visceral del intestino grueso y haciendo que los fenómenos fermentativos no sean bien tolerados.
El ciclo de vida de los parásitos es muy diverso entre ellos, incluso algunos tienen vida intracelular y extracelular, atacando de diferentes maneras a células y tejidos según en qué ciclo se encuentren.
Los parásitos pueden contagiarse por lo que comemos, lo que bebemos, lo que respiramos...
Los países desarrollados han conseguido reducir un gran número de parásitos, pero es un error pensar que esto solo ocurre un países tropicales.
Muchas patologías vienen creadas por parásitos, bacterias y virus.
A día de hoy se investiga sobre ello en profundidad, encontrando cada vez más relación en muchas de las enfermedades, sobretodo enfermedades autoinmunes. Aunque muchas veces aparecen casos de contagios asintomáticos, la mayoría de nosotros convivimos con ellos durante toda nuestra vida.
Algunos síntomas
- Hinchazón y gases
- Colon irritable
- Mal aliento
- Diarrea y/o estreñimiento
- Bruxismo
- Picor en el ano, genitales, piel...
Estados de camuflaje
Parece que todo empieza a tener sentido cuando vemos falsos negativos y discordancias entre las diferentes pruebas y laboratorios.
Se sabe que los parásitos pueden estar escondidos en la sangre, en el hígado, en los músculos, pulmones, en la piel… Hasta que aparece la luna llena.
Los parásitos se trasladan hacia el intestino para poner los huevos y muchos otros e enganchan a la pared del intestino con sus ventosas y por eso no se aparecen en las muestras recogidas.
*En mi caso, por ejemplo, me realicé pruebas de heces por microscopio dando negativas, y con los eosinófilos cada vez más alterados en las analíticas decidí hacerme un test por PCR saliendo positivo en giardia, bastocistis, entamoeba...
Desde que traté los parásitos, mi mejoría avanzó a pasos agigantados.
Aún a día de hoy cuesta relacionar muchos de los síntomas a una parasitosis.
En la sanidad pública, la mayoría de ocasiones, se analizan 3 muestras por microscopio y si salen negativas no se insiste en descartarlos a través de otras técnicas, sino que se cronifican los síntomas.
Según muchos parasitólogos, últimamente se están diagnosticando parásitos que no se solían ver en nuestro país.
Actualmente, la diversidad de personas provenientes de otros lugares menos desarrollados, está cambiando el panorama de los parásitos en muchos países, y hay que ser conscientes de una realidad; cada día en España se encuentran más parásitos nuevos y es de vital importancia ir conociéndolos, estudiando sus síntomas y sobre todo irse familiarizando con las técnicas más avanzadas.
Hay que tener en cuenta que para poder abordar un tratamiento antiparasitario de forma consciente antes hay que ver la situación de la persona, ya que muchos de los tratamientos antibióticos que suelen pautarse pueden provocar incluso más disbiosis, incrementar el deterioro del aparato digestivo y su flora bacteriana.
Otro factor a tener en cuenta, es la contaminación de muchos alimentos que entran diariamente de muchos países donde la presencia de parásitos afecta a gran parte de la población.
La mayor parte de estos alimentos no son sometidos a estudios, ya que sería imposible debido al gran volumen de demanda.
Además, es evidente que cada día más españoles viajan a zonas endémicas de parásitos y por lo tanto estamos más expuestos y nuestro sistema inmune no está tan acostumbrado a luchar contra ellos como las personas natales de allí, que adquieren una resistencia mayor a dichos patógenos al haber estado expuestos desde su infancia.
Sin olvidarnos además de grandes investigaciones que relacionan la aparición de muchos parásitos, virus y bacterias que habían ya “desaparecido” y han vuelto a raíz del cambio climático, aunque aún se desconoce en profundidad este efecto sobre ellos.
Para ir entiendiéndolo más...
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Ariadna Pastor Sánchez
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